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Carmen Elboj Saso

Carmen Elboj Saso
Especialidad
Sociología
Línea de investigación
Incidencia y causalidad del bullying, el cyberbullying y la violencia de género y su socialización preventiva desde el ámbito educativo
Grupo-IUI
Instituto Universitario de Investigación en Empleo, Sociedad Digital y Sostenibilidad (IEDIS) de la Universidad de Zaragoza

Qué despertó mi vocación

Mi nombre es Carmen Elboj Saso, soy catedrática de sociología y secretaria del Instituto Universitario de Investigación en Empleo, Sociedad Digital y Sostenibilidad (IEDIS-Unizar).

Desde que era niña tuve la inquietud de no pasar por la vida sin hacer algo “importante” por los demás. Me asustaba pensar llegar a ser “mayor” y no sentirme satisfecha por no haber aportado mi granito de arena. Tan pronto me imaginaba descubriendo una vacuna, construyendo un colegio en África o componiendo una ópera que hiciera disfrutar a la humanidad. El objetivo lo tenía claro pero no el qué y el cómo. Así que durante unos años me costó encontrar ese camino que siempre me había obsesionado. Y en ese trayecto hubo dos personas claves en mi vida y otras con las que sin ellas tampoco hubiera cumplido mi sueño, como mi hijo Pablo. La primera, mi madre y su lucha porque sus hijas tuvieran la mejor educación para escoger lo que quisiéramos ser y hacer en cada momento. Entendía que era su mejor legado junto con la cultura del esfuerzo de la que mi padre era el mayor exponente y mi madre el mejor ejemplo de lo que significa ser una mujer feminista. En segundo lugar, mi profesor y director de tesis Ramón Flecha. Hoy, el científico más citado a nivel mundial en el ámbito de la violencia de género y en la evaluación del impacto social, es decir, en evaluar cómo las investigaciones mejoran la vida de las personas. Su excelencia científica y su coherencia de vida así como la oportunidad de trabajar como investigadora en formación en el Centro de excelencia que dirigía acabó por decidir cuál era mi vocación. Desde entonces, siempre he sabido que mi contribución para mejorar la sociedad estaba en ser científica social. Concretamente, y desde el ámbito socioeducativo, el objetivo es conseguir impacto social para superar la violencia y la violencia de género a través de la socialización preventiva así como en avanzar en la evaluación del impacto social en todas las ciencias. 

Investigo en…

En la actualidad, mis principales áreas de investigación se centran en la prevención de la violencia escolar y, en particular, de la violencia de género a través de la socialización. Relacionado con la sociedad actual trabajamos en el análisis del cyberbullying y los riesgos relacionales asociados a las tecnologías en niños y adolescentes: competencias emocionales y las e-competencias en la prevención de la violencia. Parte de esta línea de investigación consiste en la realización de un experimento de Inteligencia Colectiva con el objetivo de contribuir a mejorar la ciberconvivencia, prevenir riesgos cibernéticos y desarrollar competencias digitales en adolescentes.

Asimismo, trabajamos en otra línea de trabajo centrada en la superación de desigualdades de género, edad, cultura, laborales y educativas a partir de las evidencias científicas con el objetivo de conseguir el bienestar en el empleo, el aprendizaje a lo largo de la vida y la gestión del envejecimiento. 

Y todo ello, incidiendo en el análisis y la mejora del impacto social de la investigación. La evaluación abierta y democrática del impacto social es uno de los requisitos de toda ciencia excelente.

Posibles dificultades: mujer/carrera investigadora

La universidad en general no es ajena a las dificultades que, en ocasiones, sufren las investigadoras en sus carreras al igual que otros ámbitos como las empresas o el mundo deportivo. Lo cierto es que ser mujer requiere un esfuerzo extra, en muchas ocasiones, para llegar al máximo de nuestra carrera académica. En determinados casos, no se llega a culminar esa carrera y, en otros, se llega a abandonar carreras investigadoras brillantes por el hecho de sufrir la violencia de género. De hecho, todas las evidencias científicas internacionales dejan claro que la solución para superar estos obstáculos es el apoyo de toda la comunidad. Apoyo que, en ocasiones, no se produce por miedo a la violencia de género aisladora, es decir, las represalias contra quienes apoyan a las víctimas. La investigación social en este campo es esencial para acercar las evidencias de impacto a escala internacional, ofrecer protección y permitir el desarrollo de estrategias de prevención y actuación. 

Es cierto que, en la última década, se ha producido un gran avance. Cuando Rosa Valls, catedrática de la Universidad de Barcelona, publicó en 2016 la primera investigación que se realizaba sobre romper el silencio de la violencia contra las mujeres que existía en la universidad española, en los campus no existían protocolos, tampoco una clasificación sobre los actos que son constitutivos de violencia. De hecho, el 91% de los casos de agresiones en las universidades españolas no se denunciaban. 

Actualmente todas las universidades disponen de protocolos y se han dado pasos importantes tanto a nivel institucional como de los propios investigadores e investigadoras. Incluso se han creado asociaciones y redes de apoyo formadas por científicos y científicas o el Metoo Universidad que trabaja para conseguir una universidad igualitaria y libre de violencia donde investigadores e investigadoras puedan desarrollar sus carreras de manera brillante en igualdad. 

En esta línea, los sistemas de acreditación meritocráticos, basados en los méritos científicos personales, han sido un gran avance para superar las dificultades del binomio mujer y carrera universitaria. Personalmente, sin el apoyo, la generosidad y la solidaridad de personas excelentes a nivel científico y humano mi carrera universitaria y científica no hubiera sido la misma o, por lo menos, hubiera sido más difícil y lenta. Por eso mi compromiso con las personas que comienzan sus carreras científicas o con aquellas que pueden sufrir obstáculos es muy elevado.