Mi nombre es Pepa Martínez Pérez, soy doctora en Física, y trabajo como científica titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el INMA (centro mixto CSIC – Universidad de Zaragoza). Mi vocación comenzó cuando mis hermanas mayores me leían libros sobre ciencia. Lo que más me enganchó fue aprender sobre el origen del universo, el origen de la vida y la evolución. Durante la universidad, fui interesándome por la investigación. Desde entonces, he trabajado en Italia y Alemania, he sido mamá de tres preciosos niños y, actualmente, me dedico al Área de las Tecnologías cuánticas.
En el universo encontramos objetos enormemente calientes, en condiciones casi imposibles de reproducir en un laboratorio. Pero hay una cosa que sabemos hacer mejor que la propia naturaleza: enfriar. Aunque llegar al cero absoluto es imposible según las leyes de la Física, en mi laboratorio trabajamos muy cerca de este límite. A estas temperaturas tan bajas, las partículas exhiben su comportamiento más interesante. Por ejemplo, los electrones pueden formar parejas que conducen la electricidad sin pérdidas, dando lugar al fenómeno de la superconductividad. En mi grupo desarrollamos circuitos superconductores para estudiar materiales magnéticos con aplicaciones en tecnologías cuánticas como la computación y los sensores cuánticos.
Mi campo de investigación está fuertemente dominado por hombres, especialmente en el norte de Europa, donde la presencia de mujeres es mínima. Como consecuencia, las dificultades que afrontamos nosotras son mayores que las que ellos encuentran. Lo que es peor, esta diferencia es aún más acusada al avanzar en la carrera investigadora. En mi experiencia, el ambiente de trabajo es mucho más rico y productivo cuando es diverso. No quiero seguir siendo una minoría. ¡Sin nosotras, todos salimos perdiendo!