Mi nombre es Estefanía Peña y soy Catedrática de Mecánica de Medios Continuos y Teoría de Estructuras en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura. Además de profesora, me dedico a la investigación en el campo de la Ingeniería Biomédica en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A).
Estoy encantada de compartir con vosotros la historia de porqué acabé siendo una científica y dedicarme a la investigación en Ingeniería aplicada a las Ciencias de la Vida. Nací en Zaragoza y he vivido en Zaragoza prácticamente toda mi vida, salvo unas temporadas pequeñas en Francia e Inglaterra. Desde muy pequeñita me gustaron las ciencias, pero siempre he tenido el corazón partido entre las físicas y matemáticas y la literatura e historia. Desde pequeña ya me gustaba también la docencia, y mis compañeros del colegio saben que a cambio de una merienda daba clases a quien me lo pidiera. Al final me decanté por las matemáticas y la física, porque me atraía el saber el cuándo y el por qué ocurrían las cosas, y desde entonces dedico gran parte de mi tiempo a seguir aprendiendo del mundo que nos rodea y en mis ratos libros a leer literatura e historia, la montaña y la jardinería. Siempre he tenido el apoyo de mi familia y amigos que han entendido y apoyado que una mujer se dedicara a un campo que hasta hace unos años era tradicionalmente masculino y que ahora ya no lo es. Sólo decir que entre mis compañeros somos a partes iguales hombres que mujeres. Tengo una familia fantástica y el ser madre me ha hecho valorar más todavía las cosas que hago y a qué le dedico mi tiempo. Por eso sé, que dedicarme a la investigación y la docencia es algo fantástico y que me llena de gratitud el saber lo afortunada que soy.
Comencé la carrera de Ingeniería en la especialidad de estructuras y después el doctorado en Biomecánica, la rama de la Ingeniería que aplica los principios de la Mecánica a las Ciencias de la vida como la Biología, Veterinaria y Medicina. Me atrajo especialmente este campo porque me parece que aplicar la Ingeniería a algo tan cálido y gratificante como intentar cada día mejorar la vida de las personas es una profesión emocionante, desarrollando técnicas de diagnóstico, tratamiento y/o quirúrgicas, instrumentos y dispositivos médicos y tratando de aportar un granito de arena a hacer este mundo mejor. En mi trabajo vivo rodeada de gente estupenda, me encanta conocer gente nueva, ayudar a la formación de nuevos científicos y a enriquecerme con el conocimiento.
Estoy encantada de participar en esta iniciativa con mis compañeras, todas ellas fantásticas científicas que en su día a día demuestran que la ciencia está abierta a las mujeres y que es una forma fascinante de hacer este mundo un poco mejor.