La Universidad de Zaragoza lanza por segundo año consecutivo la campaña fotográfica “Soy Científica. Vivo en tu barrio” desde los soportes publicitarios (mupis) de la ciudad para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, 11F, con referentes reales y cercanos de 11 investigadoras, rompiendo así con estereotipos contraproducentes, que presentan a las científicas como heroínas, frikis o con escasa vida social.
Los expositores publicitarios, distribuidos en distintos barrios de Zaragoza, mostrarán durante cinco semanas -entre el 1 de febrero y el 7 de marzo- fotografías en blanco y negro y de gran formato de 11 científicas de distintas disciplinas que trabajan en la Universidad de Zaragoza, tomadas fuera del laboratorio, en diversos rincones de la ciudad, sin la característica bata blanca, para revindicar el papel de la mujer en la ciencia, romper con la brecha de género y ofrecer referentes cercanos a las niñas y adolescentes.
Esta muestra gráfica, diseñada por la Unidad de Cultura Científica del campus público aragonés, en colaboración con la Dirección General de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) del Ministerio de Ciencia e Innovación y el Gobierno de Aragón, ha vuelto a salir a las calles de la ciudad, tras la excelente acogida que esta iniciativa registró el año pasado y que nació en un intento de sortear las limitaciones derivadas de la pandemia por Covid-19.
En la campaña participan investigadoras de gran proyección internacional vinculadas a la Universidad de Zaragoza, que se encuentran entre las más citadas e influyentes del mundo, según el ranking de Stanford (EEUU) del 2020, que las sitúa en el 2% de los científicos y científicas con mayor impacto de su producción académica para su ámbito de investigación sobre un total de 180.000 investigadores e investigadoras.
Nueve de ellas, forman parte de la plantilla de la Universidad de Zaragoza; una pertenece a la Fundación ARAID, y otra al CSIC, aunque desarrollan su actividad vinculadas al campus público aragonés.
En concreto, las nueve investigadoras de la plantilla de Unizar son Belén Zalba, Ingeniería Térmica, (I3A); Blanca Hernández, Marketing, (IEDIS); Cristina Nerín, Química Analítica, (I3A); Estefanía Peña, Ingeniería Mecánica (I3A); M. Mar Campo, Veterinaria, IA2 (CITA-UNIZAR); María Antonia Navascués, Matemática, IUMA; Nuria Garatachea, Ciencias del Deporte, IA2 (CITA-UNIZAR); Pilar García, Mecánica de Fluidos, (I3A) y Uxue Alzueta, Ingeniería Química, (I3A).
Las investigadoras vinculas al campus público aragonés son Carla da Cunha, Ingeniería Mecánica, de la Fundación ARAID del Gobierno de Aragón, en el I3A, y
Conchita Gimeno, Química del CSIC, en el ISQCH (CSIC-UNIZAR).
Desde la UCC Unizar se agradece la colaboración, el entusiasmo mostrado y la paciencia de todas ellas.
Soy Belen Zalba Nonay, doctora en Ingeniería Industrial y profesora del Departamento de Ingeniería Mecánica, Área de Máquinas y Motores Térmicos. Nací en Zuera, hace 54 años, estoy casada y soy madre de un hijo y una hija.
Llegué a este mundo de la ingeniería y de la investigación de una manera puramente práctica. En una charla de esas de orientación hacia las diferentes carreras universitarias, escuché que en los siguientes años harían falta muchos más ingenieros que los que se estaban formando. Así me lancé a este apasionante mundo de aprender, aprender y no dejar de aprender.
He trabajado como ingeniera en varias empresas, después decidí que quería apostar por trabajar en la Universidad de Zaragoza. Entonces empecé con docencia, gestión e investigación. Mi tesis doctoral fue sobre almacenamiento térmico de energía aprovechando el cambio de fase sólido-líquido de los materiales. Guardar la energía cuando está disponible para usarla posteriormente cuando se necesite. Es un tema que sigue siendo de gran interés. Si queremos un mundo más sostenible hay que aprovechar las energías renovables y para ello es imprescindible mejorar los sistemas de almacenamiento. Lo que más me motiva es pensar que lo que hacemos pueda ayudar o ser útil para la sociedad, aportar mi granito de arena. Me interesa todo lo que tiene que ver con el consumo de energía en edificios y especialmente en las instalaciones de climatización. Medir (temperaturas, consumos, CO2, …) analizar y seguir aprendiendo. En la actualidad estoy colaborando en un grupo multidisciplinar (Smart Cities, Sensorizar) midiendo y analizando los edificios de nuestra universidad. Desde que empezó esto de la pandemia, todo lo relacionado con mejorar la ventilación es lo que en estos momentos más me ocupa y me preocupa.
Como profesora disfruto de estar con mis estudiantes. Me gusta mucho la frase “un docente enseñe lo que enseñe, lo que siempre enseña es su personalidad”. Intento transmitirles mi pasión por aprender, que el esfuerzo merece la pena. Conseguir que a mis queridos estudiantes del Grado de Ingeniería Eléctrica les guste la Termodinámica y Transferencia de calor es un apasionante reto cada año.
En mi tiempo libre, me encanta pasear cerca de árboles o zonas verdes, estar con mi familia y amigos.
Es un gran honor para mí compartir esta actividad con estás diez estupendas investigadoras en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Si yo he podido, ¡tú también puedes!
¡Sígueme en redes! Belen Zalba
Mi nombre es Blanca I. Hernández Ortega y soy profesora acreditada a Catedrática de Universidad en el Área de Comercialización e Investigación de Mercados de la Universidad de Zaragoza. Estoy casada y soy madre de tres hijos.
Lo cierto es que la historia de cómo llegué a ser investigadora no daría para una película, probablemente no podría escribirse siquiera un cuento breve sobre ella. Al contrario que muchas científicas, yo no fui una niña prodigio, no tuve ningún talento especial, y tampoco sentí una vocación marcada desde pequeña. Simplemente fui una chica normal, que no entendía de economía y que nunca había oído hablar de marketing. Pensándolo bien, quizá, precisamente por todo esto, merezca la pena que os cuente un poquito mi vida.
Desde muy pequeña siempre fui una persona curiosa, cabezota, gran lectora y tremendamente preguntona. Siempre me gustó pensar, resolver problemas, y aprender hasta el cansancio sobre cualquier tema que se cruzara delante de mí. Probablemente, sin que yo lo supiera, esos fueron mis comienzos en la investigación. Fui creciendo y cuando tuve que elegir la carrera que iba a estudiar, no tenía claro qué quería hacer. Me gustaba el periodismo, pero eso suponía tener que alejarme de mi familia, sacrificio que no estaba dispuesta a hacer. De este modo, casi por descarte, elegí los estudios que habían cursado varias personas de mi familia: Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Zaragoza. Esa decisión cambió mi vida en muchos sentidos.
La carrera me gustó pero no me apasionó, por ello cuando me gradué seguía sin saber qué camino debía seguir. Al poco tiempo, conseguí un contrato temporal para dar clases de marketing en el entonces Departamento de Economía y Dirección de Empresas. Me gustaba enseñar así que, aunque me asustaba enfrentarme yo sola a una clase entera, pensé que no estaría mal probar cosas nuevas. Salir de mi zona de confort, como diríamos ahora. Y ahí fue cuando todo comenzó. La preparación de las clases, las asignaturas del máster, los estudios de doctorado y los cientos de artículos que leí, me mostraron un mundo maravilloso que, a día de hoy, me sigue fascinando: la investigación en marketing.
Mi investigación se centra en el estudio del comportamiento del consumidor dentro del ámbito del marketing y las nuevas tecnologías. En concreto, analizo cómo los consumidores interaccionan con diferentes tecnologías en su día a día y como esas interacciones condicionan no sólo sus decisiones de compra sino también sus emociones y sus relaciones con otras personas. Así, por ejemplo, mi investigación pretende explicar por qué dos personas aparentemente similares reaccionan de diferente manera ante un mismo contenido publicado por una empresa en redes sociales, o por qué una persona desarrolla sentimientos de gratitud y amor por su asistente de voz, incluso sabiendo que se trata simplemente de una máquina. La investigación en marketing y nuevas tecnologías de la información es un campo en continuo cambio, el cual pretende explicar el mundo que nos rodea extrayendo conclusiones relevantes para empresas, consumidores y la sociedad en general.
Participar en esta iniciativa del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia es para mí un honor y una oportunidad por varias razones. En primer lugar, porque espero que mi testimonio haya sabido mostrar a nuestras niñas una visión diferente de la ciencia. La investigación está presente en prácticamente todas las áreas de conocimiento, incluso dentro de disciplinas menos conocidas como aquellas recogidas dentro del ámbito económico-empresarial. Sólo tenéis que atreveros a descubrir qué materia os apasiona y disfrutar en el proceso. En segundo lugar, porque me gustaría pensar que, a partir de mi historia, muchas chicas maravillosas que no saben qué hacer con sus vidas entenderán que la vida es y debe ser un continuo aprendizaje. Quizá todavía no sepáis dónde queréis llegar ni tampoco qué decisión debéis tomar, pero precisamente en eso radica la gracia. No tengáis prisa ni tampoco miedo a equivocaros. Por último, porque a través de estas líneas, puedo dar las gracias a mi familia y seres queridos, por haber creído en mí desde siempre, como persona y como mujer, apoyándome en momentos en los que ni siquiera yo lo hacía y dándome fuerza para seguir. Vosotros sois mi verdadero talento. MUCHAS GRACIAS.
Soy Carla Roque, Física y doctora en Ingeniería Mecánica por la Universidad de Porto, Portugal. En la actualidad soy Investigadora ARAID en la Universidad de Zaragoza, mi investigación aborda simulación numérica de la mecánica de sólidos.
Desde niña tanto el universo como la naturaleza me han entusiasmado. Sintiendo una gran curiosidad por temas como la astronomía, lo cual me aproximó al mundo de las ciencias como la física y las matemáticas. Mi curiosidad por entender el mundo me llevó a estudiar física e ingeniería mecánica.
La simulación numérica y el desarrollo de modelos matemáticos permiten comprender y prever el comportamiento de los materiales, tanto naturales como sintéticos. Los modelos matemáticos se pueden aplicar a un gran variedad de materiales, desde los materiales compuestos, utilizados principalmente en la ingeniería aeroespacial, como a los tejidos biológicos de nuestros cuerpos.
Recientemente, mi investigación se enmarca en el área de la simulación de tejidos biológicos, principalmente el tejido muscular, un reto con importantes aplicaciones en la salud. En la Universidad de Zaragoza estudiamos como la mecánica puede ayudar a optimizar tratamientos relacionados con la regeneración de tejidos, en un trabajo multidisciplinario entre ingenieros y médicos.
Como mujer y madre es importante dar el ejemplo de trabajo y dedicación a las cosas que nos motivan, para que niñas y niños en un futuro próximo puedan escoger su camino sin berreras de género.
Soy Cristina Nerín, Catedrática de Química Analítica en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza y desarrollo mi investigación en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), también de la Universidad de Zaragoza. Tengo tres hijos y dos nietos preciosos.
La Química me gustó siempre, desde pequeña. Tuve un buen profesor en bachillerato y siempre tuve muy claro que quería estudiar Químicas. Soy una persona curiosa, inquieta, muy activa, que quiero descubrir de que están hechas las cosas, cómo interaccionan con el entorno, cuánto hay de cada ingrediente y cómo se pueden mejorar. Aprendo cada día. Creo que el día que no aprenda nada estaré muerta.
Fui la primera catedrática de la Universidad de Zaragoza en el ámbito de la Ingeniería y he sido pionera en España y en Europa en el estudio de los materiales en contacto con alimentos, campo en el que desarrollo la investigación. Fruto del esfuerzo y el trabajo bien hecho son las muchas colaboraciones que tenemos con la industria y con otros centros de Investigación Internacionales. Dirijo un grupo muy internacional, que se llama GUIA, con doctorandos de diversas partes del mundo y he sido experto externo en el grupo de trabajo (WG) de plásticos reciclados de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) durante 8 años.
Me encanta esquiar en invierno y andar por la montaña todo el año. Aprovecho a tope todos los fines de semana y vacaciones. Disfruto de la naturaleza, de la familia y de los amigos.
En mi línea principal de investigación analizamos lo que pueden ceder los materiales de envase a los alimentos en las condiciones de uso habitual. Identificamos todos los compuestos que ceden y establecemos el riesgo que pueden suponer para la salud. Los avances de la Ciencia y de la Instrumentación Analítica nos abren cada día nuevas posibilidades y nos permiten conocer mejor que compuestos migran a los alimentos y en que cantidad. Estos estudios son fundamentales para las empresas fabricantes, ya que deben hacerse siempre antes de poner en el mercado cualquier material para contacto con alimentos, tal como establece la legislación vigente de obligado cumplimiento. Por ello, mantenemos una colaboración estrecha con la industria a escala internacional. Además, desarrollamos nuevos materiales de envase, en los que incorporamos sustancias naturales que actúan como protectoras frente a la oxidación o a la contaminación microbiana, de manera que protegen el alimento envasado y alargan su vida útil. En este campo soy inventora en 6 patentes internacionales, y todas ellas están producidas y comercializadas por las empresas colaboradoras. Hemos desarrollado un indicador de caducidad de los alimentos, que se incorpora en el envase de pollo y pavo frescos y cambia de color cuando la carne ha caducado y ya no es comestible. Esto es muy importante desde el punto de vista de economía circular, puesto que evita que se tiren a la basura muchos alimentos cuya fecha de consumo preferente está próxima. O bien, que se consuman alimentos en mal estado si el sellado de la bandeja es defectuoso, ya que el consumidor no puede percibir estos defectos.
Esta investigación es muy creativa y abarca un campo inmenso y apasionante en el que no existe la rutina y en el que casi cada día descubrimos cosas nuevas. ¡Todo un reto en el que hay mucho por hacer y en el que ser hombre o mujer es irrelevante!
Mi nombre es Estefanía Peña y soy Catedrática de Mecánica de Medios Continuos y Teoría de Estructuras en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura. Además de profesora, me dedico a la investigación en el campo de la Ingeniería Biomédica en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A).
Estoy encantada de compartir con vosotros la historia de porqué acabé siendo una científica y dedicarme a la investigación en Ingeniería aplicada a las Ciencias de la Vida. Nací en Zaragoza y he vivido en Zaragoza prácticamente toda mi vida, salvo unas temporadas pequeñas en Francia e Inglaterra. Desde muy pequeñita me gustaron las ciencias, pero siempre he tenido el corazón partido entre las físicas y matemáticas y la literatura e historia. Desde pequeña ya me gustaba también la docencia, y mis compañeros del colegio saben que a cambio de una merienda daba clases a quien me lo pidiera. Al final me decanté por las matemáticas y la física, porque me atraía el saber el cuándo y el por qué ocurrían las cosas, y desde entonces dedico gran parte de mi tiempo a seguir aprendiendo del mundo que nos rodea y en mis ratos libros a leer literatura e historia, la montaña y la jardinería. Siempre he tenido el apoyo de mi familia y amigos que han entendido y apoyado que una mujer se dedicara a un campo que hasta hace unos años era tradicionalmente masculino y que ahora ya no lo es. Sólo decir que entre mis compañeros somos a partes iguales hombres que mujeres. Tengo una familia fantástica y el ser madre me ha hecho valorar más todavía las cosas que hago y a qué le dedico mi tiempo. Por eso sé, que dedicarme a la investigación y la docencia es algo fantástico y que me llena de gratitud el saber lo afortunada que soy.
Comencé la carrera de Ingeniería en la especialidad de estructuras y después el doctorado en Biomecánica, la rama de la Ingeniería que aplica los principios de la Mecánica a las Ciencias de la vida como la Biología, Veterinaria y Medicina. Me atrajo especialmente este campo porque me parece que aplicar la Ingeniería a algo tan cálido y gratificante como intentar cada día mejorar la vida de las personas es una profesión emocionante, desarrollando técnicas de diagnóstico, tratamiento y/o quirúrgicas, instrumentos y dispositivos médicos y tratando de aportar un granito de arena a hacer este mundo mejor. En mi trabajo vivo rodeada de gente estupenda, me encanta conocer gente nueva, ayudar a la formación de nuevos científicos y a enriquecerme con el conocimiento.
Estoy encantada de participar en esta iniciativa con mis compañeras, todas ellas fantásticas científicas que en su día a día demuestran que la ciencia está abierta a las mujeres y que es una forma fascinante de hacer este mundo un poco mejor.
Soy Mª Mar Campo Arribas, doctora en Veterinaria y Catedrática de Universidad en el área de Producción Animal del Departamento de Producción Animal y Ciencia de los Alimentos, investigadora en el IA2 (Instituto Agroalimentario), y madre de una hija y un hijo.
Aunque nací en Zaragoza, toda mi familia tiene origen rural y los veranos de mi infancia se han repartido entre los campos de Soria y la alta montaña antaño poco accesible del Pirineo oscense. Esto ha forjado sin saberlo mi pasión por los entornos naturales y los animales que los ocupaban, incluida la ganadería. Valoré estudiar Ingeniería de Montes, pero me decanté por hacer la licenciatura de Veterinaria en mi ciudad en una facultad con mucha historia. En tercer curso entré como alumna interna en la Unidad de Producción Animal, lo que me permitió disfrutar de dos becas de colaboración mientras terminaba la carrera, y a partir de ese momento descubrí el apasionante mundo de la investigación, aplicada en mi caso a la obtención de alimentos de calidad procedentes de la ganadería. En el lema “de la granja a la mesa” se ha centrado toda mi actividad investigadora, analizando y mejorando eslabones de la cadena productiva que afectan a la calidad del alimento que le llega al consumidor. Si comes Ternasco de Aragón IGP, Carne de Ávila IGP o Jamón de Teruel DOP, por poner un ejemplo, o compras carne o huevos en el supermercado o en la carnicería, estarás consumiendo un alimento de calidad en el que se ve reflejado mi trabajo.
Al principio me centré en investigar la influencia que aspectos como la raza, la edad, el sexo del animal o la maduración tienen en la percepción sensorial del color o la textura. Pero durante la tesis doctoral, realicé estancias en centros de investigación de Reino Unido, EEUU o Suecia en los que empecé a analizar el efecto que la grasa tiene en esa percepción sensorial. He estado trabajando varios años en Reino Unido, al principio con una Marie Curie Research Fellowship, mejorando el perfil lipídico al aumentar el contenido en ácidos grasos omega 3 de la carne a partir de la alimentación de los animales. Este cambio en la grasa no sólo afecta sensorialmente al desarrollo del sabor de la carne, a veces perjudicándolo, sino que influye positivamente en su calidad nutricional en relación con la salud humana. Y estas son dos de las líneas que estoy desarrollando actualmente de manera interdisciplinar con otros investigadores, ampliando el campo de acción no solo a la composición lipídica, sino a otros muchos nutrientes presentes en la carne.
Ejerzo mi actividad docente fundamentalmente en el Grado en Veterinaria, en asignaturas relacionadas con la ganadería, que es un ámbito en el que el veterinario es un eslabón imprescindible y en el que muchos alumnos del Grado no piensan hasta que no conocen las amplias posibilidades profesionales que ofrece.
En mi tiempo libre me podréis encontrar disfrutando de la montaña haciendo senderismo, ciclismo o esquí con mi familia o con amigos, tomando unas tapas en una terraza o leyendo novelas de género policiaco que me encanta.
La mayor parte de mis compañeros son hombres, pero la mayoría de mis alumnos son mujeres. No me he sentido discriminada por el hecho de ser mujer, pero estas actividades relacionadas con el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia me parecen muy importantes como ejemplo de que, siendo mujeres, podemos desarrollarnos como personas en el ámbito profesional que queramos, buscando soluciones a los problemas que nos rodean, dando respuesta a las incógnitas que nos planteemos y disfrutando de la vida.
Cuando era adolescente en Huesca, las matemáticas eran para mí luz y belleza. Más tarde aprendí que también son esenciales para entender el mundo en el que vivimos, y para el avance de la ciencia y de la técnica. Por ejemplo, las tecnologías del móvil, el GPS y, en general, casi todas las comodidades de las que disfrutamos actualmente no hubieran sido posibles sin un conocimiento matemático profundo.
Estoy especializada en el estudio de los conjuntos fractales, que se interesa por patrones geométricos complicados, alejados de las formas simples de la geometría tradicional (círculos, polígonos, etc.). Las aplicaciones de esta teoría son numerosas y abarcan desde la compresión de imágenes hasta el procesado de los electroencefalogramas. Nuestra ciencia se interesa también por el estudio de los fenómenos complejos como, sin ir más lejos, la extensión de una pandemia.
Esta afición por las matemáticas me ha llevado a ser, en distintas fases de mi vida, investigadora asociada de la Universidad de Maryland y profesora invitada en la Universidad Nacional de Australia, la Universidad de Vanderbilt y la Universidad Central de Florida. He sido muchos años profesora de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza. Ahora estoy retirada de mi labor docente y dedicada en exclusiva a la investigación. Dirijo un grupo de investigación del Instituto Tecnológico de Madras (Chennai, India), en el que he codirigido varias tesis doctorales. También colaboro con un equipo del Centro Universitario de la Defensa de Zaragoza.
Una característica fundamental de la ciencia es la objetividad. Esta cualidad no se prodiga mucho en el terreno social, y mucho menos en el campo de la política. Por ello la labor científica divulgativa es esencial para promover en nuestra sociedad la necesidad de un conocimiento y un análisis rigurosos, tanto de los hechos como de los fenómenos.
En este sentido, he ejercido el cargo de Secretaria de la Real Sociedad Matemática Española, donde ahora tengo responsabilidades editoriales. También pertenezco al Comité Asesor de la Colección de Docencia de la Universidad Complutense de Madrid.
Más allá de la vida profesional, creo que toda persona debe estar comprometida con el mundo en el que vive. Por ello, intento compatibilizar mi tarea científica con actividades de carácter social como, por ejemplo, mi participación como Vocal en la Junta Municipal del Distrito Centro de la ciudad de Zaragoza.
En la cuestión de género las matemáticas no son especiales. Ya en mi promoción las mujeres constituíamos casi la mitad de la clase y, sin embargo, en los puestos de alta gestión y dirección científica el porcentaje femenino es muy exiguo. Afortunadamente las cosas van cambiando en este terreno, aunque muy lentamente.
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Soy Conchita Gimeno, doctora en Ciencias Químicas y Profesora de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Desarrollo mi trabajo como científica en el Departamento de Química Inorgánica y soy miembro del ISQCH (Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea), centro mixto CSIC-UNIZAR.
Desde pequeña siempre he sentido una gran curiosidad y me apasionaba mezclar ingredientes que encontraba por casa y ver qué pasaba con ellos. Así que tuve claro desde siempre que quería ser científica. Fue a partir de mi segundo año de la licenciatura que me interesé por la química de los metales, los compuestos que formaban y sus propiedades. Así que desde que acabé la licenciatura he estado ligada al campo de la química inorgánica y de la química del oro, en particular.
Como investigadora, empecé mi tesis en los años 80 desarrollando complejos de oro muy novedosos y difíciles de obtener para los medios que teníamos entonces. Desde hace unos años, he centrado mi investigación en el estudio de las propiedades luminiscentes, biológicas y catalíticas de complejos de cobre, plata y oro, focalizándonos con especial interés en el estudio de las propiedades anticancerígenas que estos compuestos presentan frente a distintos tipos de cáncer. Así, mi sueño sería que alguno de nuestros compuestos pudiese llegar al mercado y descubrir algún día que hemos contribuido en mejorar los tratamientos del cáncer en pacientes.
Como docente me encanta enseñar a los estudiantes lo que somos capaces de hacer en el laboratorio y la importancia de la química, especialmente, en la medicina. También me gusta divulgar, para que lo que hacemos pueda llegar a un público muy variado y a la sociedad en general.
Soy una apasionada de mi trabajo y le dedico mucho tiempo, pero al final, la recompensa de tanto esfuerzo, de tanto trabajo, llega cuando nos aceptan un trabajo de investigación, cuando nos conceden un proyecto para seguir trabajando en lo que me apasiona, cuando en una conferencia el público aplaude nuestro trabajo y se interesa por él o cuando me conceden un premio. Todo ello, es el reconocimiento último a tanto trabajo y produce la satisfacción del deber bien hecho. Me gustaría mencionar sólo dos de estos premios recibidos, como la medalla de las cortes de Aragón a las mujeres científicas en 2018, aquí en mi tierra, o el recibido a nivel mundial por la IUPAC en 2017 como mujer distinguida en química.
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Mi nombre es Nuria Garatachea, soy profesora titular en la Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte, en el Campus de Huesca, de la Universidad de Zaragoza y desarrollo mi labor investigadora en el Grupo GENUD.
Nací y crecí en un pequeño pueblo de la provincia de Teruel, San Martín del Río. Desde mi infancia tuve una convicción férrea de que quería estudiar Ciencias del Deporte y así se lo dije a mis padres con tan solo 14 años. Mi profesor de Educación Física en el Instituto de Calamocha fue una pieza clave para alcanzar este objetivo. Para alcanzar mi sueño me tuve que ir a estudiar a la Universidad de León y allí es donde se despertó y alimenté mi vocación científica.
Cuando estaba en tercero de carrera entré como alumna interna en el Departamento de Fisiología y ahí comenzó mi interés por comprender y explorar qué ocurre en nuestro organismo cuando hacemos ejercicio físico. Fue en ese momento cuando comencé a estudiar lo que con los años sería mi principal línea de investigación: respuestas y adaptaciones fisiológicas al ejercicio físico. Con los años me he especializado en actividad física y salud, envejecimiento y ejercicio extenuante. Lo que más me motiva y entusiasma de mi labor científica es invertir mi tiempo y esfuerzo para que cualquier persona pueda mejorar o preservar su salud y calidad de vida por medio del ejercicio físico, independientemente de su estado de salud, edad o género.
Mi docencia la imparto, con ilusión y comprometida con mi profesión, en el Grado en Ciencias de la Salud y del Deporte y en el Máster Universitario en Evaluación y Entrenamiento Físico para la Salud. Actualmente coordino el Programa de Doctorado en Ciencias de la Salud y del Deporte en nuestra Universidad y apoyar desde la gestión a las doctorandas y doctorandos, quienes son el presente y el futuro de la ciencia, es un reto y una satisfacción.
Desde mi visión más humana y comprometida con la mujer asumí, con mucho entusiasmo y dando lo mejor de mí, el cargo de Subdirectora General de Mujer y Deporte en el Consejo Superior de Deportes del Ministerio de Cultura y Deportes del 2018 al 2020. Este periodo fue una etapa apasionante en la que trabajar por la igualdad en el deporte. Mi experiencia científica fue clave y siempre la llevé por bandera para guiar mi trabajo en la gestión deportiva.
La actividad física y el deporte no solo son mi profesión sino que, además, forman buena parte de mi tiempo libre como forma de ocio, diversión y esparcimiento. Me gusta salir a correr, ir al gimnasio, hacer montaña y jugar a cualquier deporte en buena compañía. Y, ¿sabéis una cosa?, aunque no tenga ni idea, ¡me gusta probar cualquier cosa que se pone frente a mí!
Quiero animar desde aquí a las niñas a acercarse a la ciencia en general, y en particular a la educación física y al deporte, de una forma apasionante y divertida. Niñas que, que como yo un día, sienten interés y disfrutan, no solo haciendo actividad física, sino indagando en sus efectos y beneficios sobre el cuerpo y la mente. Si te apasiona y amas el deporte o cualquier forma de movimiento humano, las ciencias del deporte te necesitan, porque el mundo necesita más personas que amen lo que hacen y que hagan lo que amen. Personas con inquietudes como las tuyas. Personas que deseen contribuir con su trabajo y esfuerzo a una sociedad mejor. Personas, como tú.
¡No permitas que nadie te diga que no puedes! ;)
¡Sígueme en Twitter! @nugarata
Soy Pilar García Navarro, doctora en Física y Catedrática de Mecánica de Fluidos en el Departamento de Ciencia y Tecnología de Materiales y Fluidos de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (Universidad de Zaragoza). Nací en Caspe, hace 60 años, estoy casada, soy madre de dos hijas y un hijo y abuela de un bebé precioso.
Llegué a este mundo de la investigación de una manera gradual sin saber muy bien todo lo que me esperaba por delante. Mi tesis doctoral en la Facultad de Ciencias fue solamente el punto de partida en la Mecánica de Fluidos. Desde la Física me aproximé a la Ingeniería y así me lancé a este apasionante mundo que combina Matemáticas, Física e Ingeniería para explicar cómo se mueven los fluidos que nos rodean.
En el equipo de Hidráulica Computacional que dirijo desarrollamos herramientas de simulación de flujos geofísicos. Con nuestra investigación tratamos de basarnos en la física para generar herramientas que predigan problemas reales, como inundaciones para la Confederación Hidrográfica del Ebro, problemas erosivos o la evolución de las coladas de lava que provoca un volcán en erupción. Mediante las simulaciones de estos procesos hidrológicos, hidráulicos y erosivos, servimos de apoyo a la toma de decisiones, esenciales para la evaluación de riesgos medioambientales y su mitigación.
Mi profesión es un trabajo apasionante que combina la creatividad de la investigación y sus logros con la gratificante trasmisión del conocimiento a las nuevas generaciones. Desarrollarla supone una carrera de fondo y un esfuerzo continuado para salvar todos los obstáculos. Sin embargo, he de destacar que ninguno de estos ha sido debido exclusivamente al hecho de ser mujer. Siempre me he movido en un entorno masculino, fui la primera Catedrática de Mecánica de Fluidos de España y, de hecho, soy la única Catedrática mujer del Departamento. La Mecánica de Fluidos es una rama multidisciplinar muy bonita y atractiva, que necesita de mentes brillantes de futuras científicas que puedan contribuir tanto o más que sus compañeros.
Me llamo Uxue Alzueta y soy Catedrática del Departamento de Ingeniería Química y Tecnologías del Medio Ambiente de la Universidad de Zaragoza. Además, desarrollo mi investigación en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), también de la Universidad de Zaragoza.
Desde pequeña, siempre me gustaron las ciencias y comprender el porqué o el funcionamiento de las cosas. En esa época, aunque no tenía una vocación claramente definida, soñaba con ejercer una profesión que me permitiera mejorar el mundo. Por ello, estudié Química y me especialicé en Ingeniería Química. Tras la licenciatura, realicé un postgrado en Informática, disciplina que también me gustaba mucho, y en la que, de hecho, inicié mi actividad laboral. Como echaba un poco de menos la química, decidí realizar el doctorado en el campo de la minimización de contaminantes en procesos de combustión, especialización que completé posteriormente mediante una estancia postdoctoral en el extranjero.
Me considero afortunada porque siempre he contado con respaldo para desarrollar mi carrera profesional. En primer lugar, por parte de mis padres, que me animaron en todo momento a luchar por aquello que quisiera conseguir; posteriormente por mis maestros en el sentido más amplio de la palabra; y, en el día a día, por mi marido y mis dos hijos, que me apoyan incondicionalmente.
Hoy en día, no puedo imaginar un trabajo mejor que el mío: docente e investigadora. Me encanta dar clases en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura, donde imparto diferentes asignaturas relacionadas con el medio ambiente en los grados de Ingeniería Química e Ingeniería en Tecnologías Industriales y en el máster de Ingeniería Química, y también superviso trabajos fin de estudios. El contacto con el alumnado es muy gratificante.
Como investigadora, disfruto y aprendo mucho cada día con mi trabajo. En mi grupo de investigación, estudiamos cómo reducir emisiones contaminantes de la atmósfera en procesos industriales, coches, etc. mediante el desarrollo de nuevos procesos, el uso de nuevos combustibles y la optimización y mejora de los ya existentes. Realizamos experimentos en laboratorio y también desarrollamos modelos que sean capaces de reproducir lo observado experimentalmente. Una parte muy enriquecedora del día a día es compartir y presentar los resultados que obtenemos, en congresos y reuniones a nivel internacional, de modo que el trabajo también es una oportunidad para conocer investigadores de todo el mundo.
Me gusta pensar que con mi trabajo contribuyo a mejorar el mundo, aunque solo sea un poquito, y a cumplir mi sueño.
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