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Especialidad
Filología Inglesa
Línea de investigación
Literatura Inglesa moderna y contemporánea, teoría de la literatura, especialmente narratología, estructuralismo y post-estructuralismos, crítica mítica y arquetípica, crítica ideológica, ética y literatura, estudios de trauma, estudios de resiliencia y v
Grupo-IUI
Grupo de investigación Narrativa contemporánea en lengua inglesa
Instituto Universitario de Investigación en Empleo, Sociedad Digital y Sostenibilidad (IEDIS, UNIZAR)

Susana Onega Jaén

Filología Inglesa

Nuestras jóvenes deben poder elegir la carrera que les gustaría estudiar. Sólo sintiendo pasión por lo que se hace se puede alcanzar la excelencia. Si lo que nos apasionan son las Humanidades o las Ciencias Sociales debemos apostar por ellas, ya que son esenciales para conocer y evitar los errores del pasado, responder a las tensiones socio-culturales, políticas y económicas de nuestro tiempo, fomentar la cohesión social, desarrollar mecanismos de resiliencia y superación de traumas y evaluar éticamente el comportamiento humano. 

Qué despertó mi vocación

Mi padre estaba convencido de que el idioma del futuro sería el inglés mucho antes de que resultara obvio, cuando en España el idioma que se enseñaba en los colegios era el francés. Su interés por el inglés y los idiomas en general me llevó a estudiar inglés, francés, alemán e italiano en la Escuela Central de Idiomas de Madrid (el origen de las Escuelas Oficiales de Idiomas que hay ahora), a partir de los 14 años. Después de diplomarme en inglés pensé en estudiar Filología Inglesa. Por eso vine a Zaragoza, una de las pocas universidades en que existía esta especialidad. En realidad, a mí lo que más me gustaba era leer novelas, así que cuando supe que en esta carrera había que estudiar literatura, mi interés por la lengua y lingüística pasaron a segundo plano y me dediqué a la literatura de lleno.

Investigo en…

Mi contribución a la cultura científica parte de la idea de que, además de animales racionales con una maravillosa capacidad para encontrar soluciones científicas a nuestros problemas de supervivencia, los seres humanos somos animales simbólicos capaces de utilizar nuestra inteligencia emocional para facilitar la cohesión social, desarrollar mecanismos de resiliencia y superación de traumas y evaluar éticamente nuestro comportamiento individual y colectivo. Toda mi investigación está, por tanto, orientada a fomentar una cultura científica interdisciplinar y multidireccional que devuelva a las Humanidades el valor esencial como fuente de conocimiento que se le empezó a negar a mediados del siglo XX, con la separación de las “dos culturas” y que se está viendo incrementado en la actualidad por la apuesta cada vez más radical de las autoridades académicas del primer mundo por imponer modelos empresariales y utilitarios a estudios superiores, en consonancia con la ideología de nuestro mundo globalizado, dominado por el post-capitalismo, los populismos y la tecnología de la información. A partir de esta premisa, he tratado de transmitir a la sociedad la función primordial de la literatura como sistema simbólico de expresión, asimilación y posicionamiento ético sobre el comportamiento humano, a través de dos líneas de investigación principales: 1) El modo en que la literatura contemporánea refleja y responde a las tensiones socio-culturales, ideológicas, políticas y económicas de nuestra sociedad; y 2) Cómo anticipa los cambios de paradigmas culturales dominantes.

La primera línea me ha permitido establecer los mecanismos empleados por la literatura para alertar a la sociedad sobre conflictos aún latentes; para facilitar la narrativización de memorias traumáticas de difícil verbalización; y para ofrecer pautas de resiliencia y asimilación de traumas individuales como, por ej. los accidentes o la pérdida de un ser querido; de traumas estructurales sublimados por la cultura patriarcal, tales como los provocados por la discriminación por razón de género, orientación sexual, raza o clase social; o de traumas colectivos de nuestra historia reciente, como el Gulag Soviético, la Guerra Civil española, los campos de exterminio nazis, las armas nucleares, la destrucción de las Torres Gemelas, la Guerra de Afganistán, la Guerra de Ucrania o las catástrofes medioambiental propiciadas por políticas neoliberales y post-capitalistas.

La segunda línea ha permitido demostrar que desde la década de los ochenta, se ha estado produciendo un cambio de paradigma cultural que conlleva la asimilación y superación de la modernidad y la postmodernidad por la “transmodernidad” y que, dada la capacidad intrínseca de la literatura para registrar y ofrecer conocimiento intuitivo de los cambios incipientes que se producen en la cultura que la crea, los escritores contemporáneos han respondido a este cambio generando nuevas formas capaces de expresar las tensiones de nuestra sociedad globalizada y transnacional.

Posibles dificultades: mujer/carrera investigadora

Yo me fui a Inglaterra de intercambio a los 17 años y tardé en llegar dos días y una noche, en tren y barco. Estudié la carrera ya casada en un tiempo en que las mujeres no eran mayores de edad hasta los 21 años y no podían tener pasaporte sin permiso del marido. Toda mi trayectoria académica ha sido posible gracias al apoyo incondicional de mi marido, más empeñado que yo en que estudiara. Como yo ya sabía inglés cuando empecé la carrera, pude hacerla en cuatro años en vez de cinco. Tuve mi primer hijo después de defender la tesis de licenciatura y leí la tesis doctoral embarazada del segundo, siendo simultáneamente profesora contratada a tiempo completo (porque el catedrático se negó a firmarme la beca, aunque la tenía ya por expediente). En aquellos tiempos no había sustituciones por maternidad, así que mis dos hijos nacieron en julio para no dejar a mis alumnos colgados a mitad de curso. Nunca he pensado en mi carrera como algo competitivo. Siempre he ido progresando a mi propio ritmo, pero a veces mi ritmo era más rápido que el de otros y esto me ha cosechado algún problema tanto con miembros de mi departamento (sobre todo hombres, pero también alguna mujer) como de otras universidades españolas. Mi mayor logro y compensación es el cariño que me tienen los que nunca me han envidiado, mis alumnos y compañeros del equipo que formé hace ya muchos años y que hoy tiene prestigio internacional.