Soy Rosaura Pérez Pe, doctora en Bioquímica e investigadora del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA-Unizar). Pertenezco al grupo de investigación BIOFITER (Biología, Fisiología y Tecnologías de la Reproducción).
Si cuando era pequeña alguien me hubiese hecho “spoiler” de mi futuro y hubiese podido verme en esta campaña de “Soy científica. Vivo en tu barrio”, me habría parecido tan increíble como verme vestida de astronauta en una campaña de la NASA. Nunca me planteé ser científica de pequeña, en aquella época no había gran notoriedad de los referentes femeninos en la Ciencia, y al menos yo, relacionaba científico (además así, en masculino), con personas que hoy llamaríamos “frikis”. A mí me encantaba la Biología, “el estudio de la Vida”, ¡ahí es nada! En ello influyó, y mucho, mi profesora de Biología del instituto, Eliecer Romera, que ponía grandes dosis de ilusión y entusiasmo en la enseñanza de esta materia. Llegado el momento de elegir carrera, me decanté por Veterinaria porque era la más relacionada, dentro de las impartidas en Zaragoza, con mi “inclinación biológica”. Disfruté mucho de mis estudios, que completé luego con la recién creada, en esos momentos, licenciatura de Ciencia y Tecnología de los Alimentos. En Veterinaria volví a tener la enorme suerte de contar con extraordinarios profesores/as en el ámbito de la Biología y la Bioquímica, entre los que destacaré a una mujer, María Teresa Muiño, excelente docente e investigadora, llena de entusiasmo y pasión en la transmisión de conocimientos. Y, además, tuve la inmensa fortuna de que me acogiese en su laboratorio, donde comenzó mi andadura investigadora centrada en el fascinante mundo de la Biología del espermatozoide. En Tere encontré mi referente femenino en la Ciencia.
El principal objetivo de mi investigación es desarrollar y aplicar tecnologías reproductivas encaminadas a conseguir una producción agraria sostenible de especies ganaderas. Siendo más concreta, con mi investigación trato de mejorar, por ejemplo, la supervivencia y calidad de los gametos masculinos tras haber sufrido un proceso de congelación. Esto, en el caso de los espermatozoides ovinos es complicado porque son muy sensibles al frío y es un factor limitante para poder conservar las dosis seminales a largo plazo, bien en bancos de recursos genéticos, o para su uso posterior en las granjas. También estudio los procesos que sufre el espermatozoide a nivel molecular y que le preparan para poder fecundar al ovocito con el objetivo de poder mejorar la fertilidad. Además, he desarrollado junto con mi grupo, y gracias a la colaboración de un ingeniero informático, un software de uso libre para poder evaluar la calidad seminal en numerosas especies, incluida la especie humana.
Sin olvidar que el desarrollo de estas tecnologías en especies ganaderas permite su aplicación posterior en especies silvestres amenazadas o en peligro de extinción, donde en muchos casos es necesario la aplicación de biotecnologías reproductivas para garantizar su supervivencia.
Dedicarse a la investigación es retador y fascinante, es algo que engancha y atrapa para siempre. Desde el momento que surge una idea, piensas en un nuevo proyecto o planificas un experimento, pasando por toda la parte del laboratorio, mirar al microscopio, utilizar un nuevo equipo, obtener datos… hasta el momento final de analizar tus resultados, sacar tus conclusiones y darlo a conocer en forma de artículos o charlas, ir a congresos… todo es, para mí, ilusionante 100%.
Pero no todo son luces, también he de decir que dedicarse a la investigación es muy absorbente. Además, en la mayoría de los casos, nuestro trabajo incluye también docencia y gestión. En casa siempre he tenido el apoyo de mi familia, primero mis padres, que me apoyaron y animaron en esa larga etapa formativa, y después mi marido y mis hijas, que entienden y respetan mis horarios de trabajo, a veces un poco extensos. Juntos hacemos un gran equipo. Como mujer no he sentido que lo tuviese más difícil que mis compañeros hombres, quizás porque las compañeras que me precedieron allanaron el camino y porque, afortunadamente, la mentalidad de la sociedad respecto a los roles masculino y femenino ha cambiado. Creo que, seas científica o científico, es muy importante saber compaginar la ciencia con dedicar tiempo a la familia, a los amigos y hacer otras cosas que también te llenen e ilusionen.
Para que la ciencia y el mundo avancen, necesitamos que existan más científicas. Puede que ahora ya tengas clarísimo que lo tuyo es ser científica, pero si no lo habías pensado aún, espero que esta campaña te inspire e ilusione y, sobre todo, despierte en ti a la científica que seguro llevas dentro.