La investigación científica es apasionante. Requiere sacrificios pero es muy gratificante lograr pequeños avances que pueden contribuir a mejorar el conocimiento. En mi caso, trato de comprender mejor el comportamiento del corazón, a partir del procesado de señales eléctricas, para proponer nuevas formas de tratar enfermedades.
En mi carrera no he encontrado obstáculos por ser mujer, ni en España ni en Reino Unido. La ciencia va a ser indudablemente mejor si incorpora por igual las visiones de hombres y mujeres y creo que, en los últimos años, se ha avanzado bastante, aunque la conciliación de la vida profesional y personal sigue siendo una asignatura pendiente.
Desde luego, si te gusta experimentar y descubrir cosas nuevas, te animo a explorar el camino de la investigación científica. ¡Puedes transformar el futuro!
Cuando era pequeña no tenía una vocación clara y no imaginaba que llegaría a dedicarme a la investigación. En el instituto me gustaban muchas asignaturas, por lo que, cuando terminé, no tenía claro qué carrera estudiar. Como tuve la suerte de poder elegir, di muchas vueltas acerca de si matricularme en Física, Medicina, Matemáticas o una Ingeniería, entre otras opciones. Al final me decanté por Matemáticas y me alegro mucho de haber tomado esa decisión. Nada más acabar la carrera tuve la oportunidad de hacer un doctorado en Ingeniería Biomédica, que me hizo darme cuenta de lo apasionante que es la investigación en este campo. He trabajado en la Universidad de Zaragoza, la Universidad de Londres y la Universidad de Oxford y he podido realizar estancias en otros centros de Europa y América.
Mi investigación se centra en el procesado de señales eléctricas, fundamentalmente relacionadas con el sistema cardiovascular. Estas señales, que se obtienen de pacientes, se analizan mediante herramientas matemáticas y de ingeniería para extraer información que no está disponible a simple vista y que puede ser muy útil para ayudar en el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades cardiovasculares. También trabajo en el desarrollo de modelos que, mediante ecuaciones matemáticas, describen la función eléctrica cardíaca en múltiples escalas, desde la célula hasta el cuerpo completo. Mediante simulaciones computacionales de estos modelos se trata de comprender mejor el comportamiento del corazón y proponer nuevas formas de tratar enfermedades que se ajusten mejor a las características individuales de cada paciente.
No he sentido que el hecho de ser mujer haya supuesto un obstáculo en ningún momento de mi carrera investigadora, ni cuando he trabajado en España ni en Reino Unido. Creo que en los últimos años se ha avanzado extraordinariamente en este sentido. Lo que todavía resulta una asignatura pendiente es la conciliación de la vida profesional y personal. Me considero afortunada de haber podido continuar con mi actividad investigadora compatibilizándola con la crianza de mis hijos.